El grupo de expertos de la ONU ha emitido un contundente informe, en el que denuncia la persistencia de crímenes de lesa humanidad en Nicaragua.
El informe, presentado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, describe un panorama desolador de violaciones sistemáticas a los derechos humanos, incluyendo asesinatos, torturas, detenciones arbitrarias y violencia sexual.
La situación en Nicaragua no da tregua.
El régimen de Daniel Ortega continúa reprimiendo brutalmente a la población, silenciando cualquier disidencia y perpetuando un clima de terror.
Las víctimas de estas atrocidades son ciudadanos de a pie, defensores de derechos humanos, periodistas y líderes opositores, quienes sufren en silencio la crueldad del régimen.
El informe de la ONU es un llamado a la acción.
La comunidad internacional no puede permanecer impasible ante la grave crisis que vive Nicaragua.
Se necesitan medidas contundentes para presionar al régimen de Ortega y poner fin a la impunidad.
Las principales conclusiones del informe son aterradoras:
- Se siguen cometiendo crímenes de lesa humanidad: ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, tortura, violencia sexual y desapariciones forzadas.
- El presidente Daniel Ortega, la vicepresidenta Rosario Murillo y los altos funcionarios del Estado identificados deben ser sometidos a investigaciones judiciales por su posible responsabilidad en los crímenes, violaciones y abusos descritos y discutidos en el presente informe y en el primer informe del Grupo. Nicaragua también debe responder por su posible responsabilidad estatal.
- Las violaciones, abusos y crímenes se perpetraron no sólo para desmantelar los esfuerzos de oposición activa, sino también para eliminar todas las voces críticas y disuadir, a largo plazo, cualquier nueva iniciativa de organización y movilización. El sector universitario nicaragüense ya no cuenta con instituciones autónomas. Las autoridades suprimieron cualquier movimiento organizado y las voces críticas de los estudiantes universitarios y del mundo académico. El Gobierno también suprimió cualquier voz crítica del movimiento campesino organizado, y se ha acercado a suprimir, a largo plazo, las voces de los miembros organizados y críticos de las comunidades indígenas y afrodescendientes y de la Iglesia católica y otras confesiones cristianas de Nicaragua.
- El régimen Ortega-Murillo tiene un control total sobre el Estado: no hay independencia judicial ni separación de poderes.
- Las fuerzas de seguridad actúan con total impunidad: no hay investigaciones ni rendición de cuentas por los abusos cometidos.
- Los defensores de derechos humanos, periodistas y opositores políticos son perseguidos y silenciados.
- La crisis humanitaria se agrava: hay miles de personas desplazadas y exiliadas, y la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos van en aumento.
Desde nuestra organización, condenamos enérgicamente las violaciones de derechos humanos en Nicaragua y expresamos nuestra profunda solidaridad con las víctimas.
Hacemos un llamado a la comunidad internacional a:
- Apoyar el trabajo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos (OACNUDH) en sus investigaciones sobre las violaciones de derechos humanos en Nicaragua.
- Exigir al régimen de Ortega el cese inmediato de la represión y el respeto a los derechos humanos de la población.
- Imponer medidas de presión, como sanciones económicas y políticas, al régimen de Ortega para obligarlo a rendir cuentas por sus crímenes.
- Apoyar a las organizaciones de derechos humanos que trabajan en Nicaragua.
- Difundir información sobre la situación en Nicaragua en las redes sociales.
- Unirnos a las protestas y acciones de solidaridad con el pueblo nicaragüense.
No podemos permitir que la crueldad del régimen de Ortega quede impune.
Es hora de actuar por la justicia y el respeto a los derechos humanos en Nicaragua.
Juntos podemos lograr que se haga justicia en Nicaragua.
¡Basta ya de crímenes de lesa humanidad!
¡El pueblo nicaragüense merece vivir en libertad y democracia!